
Jorge Montejo
Resulta que Luciano Cornejo Barrera, ese distinguido personaje que por años formó parte de la oposición más dócil y manejable de Hidalgo, ahora ha decidido romper el silencio. Sí, aquel mismo que durante años no tuvo problema en acomodarse en la nómina del sistema y que, como buen opositor de utilería, nunca logró que el PRD fuera una verdadera alternativa de poder en el estado.
Ahora, con un acto de memoria selectiva digno de un premio, Cornejo ha decidido contar una de sus grandes anécdotas políticas: según él, Miguel Ángel Osorio Chong le ofreció la módica cantidad de 7 millones de pesos para que pudiera poner su empresita. “No es mucho”, diría él con la naturalidad de quien ha vivido en un mundo donde la política se reduce a compraventa.
Pero aquí viene la parte divertida. Luciano Cornejo, el mismo que en sus tiempos de gloria dentro del PRD nunca pudo siquiera acercarse a ganar Hidalgo porque su partido se vendía al mejor postor, ahora se lava las manos. Y es que no olvidemos que este señor fue tan hábil en su papel de opositor funcional que, como recompensa por sus años de sumisión y simulación, su hijo recibió nada menos que una notaría pública cortesía del exgobernador Francisco Olvera. Porque claro, en Hidalgo la “oposición” no se premia con votos, sino con patentes de notario.
Pero bueno, ahora Cornejo ha visto la luz y, en un acto de oportunismo supremo, decide contarle a Quadratín (medio que recibe contratos millonarios del gobierno de Hidalgo) que, pobrecito él, Osorio Chong le ofreció dinero para que montara su changarro. Qué conmovedor. Lo que no dice es cuántos otros acuerdos de ese tipo se cerraron en lo oscurito durante aquellos años dorados del PRI, donde el PRD de Hidalgo servía más como accesorio decorativo que como fuerza política real.
El cinismo en su máximo esplendor. Años de jugar al opositor a sueldo, de asegurar que el PRI no tuviera competencia real, de recibir migajas del sistema, y ahora viene con su cara de “yo no fui” a contar historias de corrupción como si él no hubiera sido parte de la maquinaria que mantuvo a Hidalgo bajo el control del mismo grupo de siempre.
¿Alguien le cree? Difícil. Pero qué bonito es ver cómo algunos, cuando ya no están en la nómina principal, descubren de repente el valor de la denuncia. Lástima que para Luciano Cornejo el tiempo de los cuentos del Tibiri Tabara ya pasó.