La globalización ha muerto: Trump y Putin escriben las nuevas reglas del juego



Julio Gálvez

En medio de la turbulencia geopolítica y económica que marca el inicio del segundo mandato de Donald Trump, se vislumbra un reordenamiento del tablero internacional. La imposición de aranceles generalizados por parte de Estados Unidos ha desencadenado una “primera guerra comercial mundial”, como la ha denominado la Red Voltaire, señalando el fin de la globalización neoliberal.

En este contexto, destaca la figura de Kirill Dmitriev, director del Fondo Ruso de Inversión Directa y enviado especial del Kremlin. Educado en Stanford y Harvard, y con experiencia en McKinsey y Goldman Sachs, Dmitriev ha sido clave en las negociaciones entre Moscú y Washington. Durante su reciente visita a la Casa Blanca, propuso acuerdos económicos que incluyen la cooperación en el Ártico y proyectos conjuntos en sectores estratégicos como los metales raros y la exploración espacial, incluso con la posible participación de Elon Musk.

Dmitriev ha elogiado la política de “soberanía económica” de Trump, destacando su enfoque en la industria doméstica y la corrección de desequilibrios comerciales estructurales. Este acercamiento ha llevado a conversaciones sobre la reanudación del tráfico aéreo directo entre ambos países y la posibilidad de levantar sanciones como gesto hacia un alto el fuego en Ucrania.

Sin embargo, en el ámbito interno, la administración Trump enfrenta desafíos significativos. La destitución del general Timothy Haugh como director de la Agencia de Seguridad Nacional y jefe del Comando Cibernético, junto con su adjunta Wendy Noble, ha generado controversia. Aunque las razones oficiales no se han esclarecido, algunos informes sugieren que la decisión estuvo influenciada por preocupaciones sobre la lealtad al presidente.

Paralelamente, figuras como Elon Musk, aliado de Trump, han experimentado reveses financieros, como la caída en las acciones de Tesla frente al ascenso de competidores chinos como BYD. Este escenario refleja la complejidad de una guerra que no solo es comercial y geopolítica, sino también bursátil y tecnológica.

Mientras tanto, el Foro Económico Mundial de Davos enfrenta su propia crisis, con el anuncio del retiro de su presidente Klaus Schwab y recortes de personal, simbolizando el declive de las estructuras globalistas tradicionales.

En resumen, el mundo presencia una reconfiguración del orden internacional, donde las alianzas tradicionales se redefinen y emergen nuevas dinámicas de poder, marcadas por la búsqueda de soberanía económica y la realineación geoestratégica.