Lenia Batres propone como novedad lo que ya existe: los defensores de oficio



María Gil 

En otra de sus giras por el México profundo —que solo ella parece habitar— la autodenominada “Ministra del Pueblo”, Lenia Batres Guadarrama, sorprendió a los vecinos de la colonia Francisco Villa en Chihuahua con una propuesta revolucionaria… que lleva décadas en funcionamiento. En su emotiva arenga, Batres afirmó que en México la justicia solo está al alcance de quien tiene dinero, y que se necesita garantizar que toda persona tenga acceso a una abogada o abogado que no “le juegue chueco”.

Sí, leyó usted bien. La ministra descubrió con asombro que no todas las personas pueden pagar abogados privados, por lo que propuso que el Estado articule un sistema donde existan abogados públicos que representen a la gente. Una joya de propuesta, salvo por un pequeño detalle: ya existe. Se llaman defensores de oficio. Están regulados, hay direcciones estatales y federales de defensa pública, y hasta se les puede encontrar en Google.

Pero eso no detuvo la inspiración de Batres. Desde el Parque Fundadores “Huerta Legarreta” aseguró que en pleno siglo XXI es impensable que solo quien tiene dinero pueda litigar. Hizo un llamado a que todas las instituciones que tienen abogados —como procuradurías, comisiones de derechos humanos y otros entes— deberían asumir un papel más activo como representantes legales ante tribunales, como si no hubiera ya procedimientos establecidos para ello. Porque, al parecer, a Lenia no le han contado que existe algo llamado ley orgánica, competencia por materia, y servicios gratuitos del IFDP.

En su discurso, la ministra también propuso que estos organismos “se articulen” para garantizar la defensa de los derechos humanos. Otra gran idea… que suena sospechosamente parecida a lo que establece el artículo 17 constitucional y el marco jurídico del sistema penal acusatorio. Pero no importa, porque si la ministra lo dice desde el parque, en horario estelar, debe sonar como transformación de fondo.

Para cerrar con broche de oro, Batres acudió al Instituto Tecnológico de Chihuahua, donde fue recibida con aplausos, y seguramente no pocas cejas levantadas, mientras hablaba sobre la “nueva” visión de justicia que nos trae la reforma judicial. Una reforma que, por cierto, pretende que ministros y jueces se elijan por voto, pero cuyos defensores aún no han leído bien lo que ya existe en el marco normativo mexicano.

Al final, todo quedó claro: en el México de la Cuarta Transformación, el pasado se presenta como novedad, la ignorancia institucional como propuesta, y las leyes… bueno, esas se reinventan en cada discurso, como si nunca hubieran sido escritas.