Un magistrado de Dios: Job Daniel Wong, la Luz del Mundo en la elección del Poder Judicial



Alonso Quijano 

En la tierra donde la Constitución prohíbe a los ministros de culto ocupar cargos públicos, pero la fe todo lo puede —sobre todo si es fe electoral—, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) ha decidido que Job Daniel Wong Ibarra, exministro de la iglesia La Luz del Mundo, puede seguir en la contienda para convertirse en magistrado de circuito. Total, ¿qué son los principios laicos frente a una buena carrera de evangelización?

Con la solemnidad que caracteriza al TEPJF y la eficacia de una decisión anticipada (el fallo se conocía desde la noche anterior), los magistrados determinaron este miércoles que “la supuesta ilegibilidad del candidato deriva de su supuesta condición de ministro de culto, lo que no constituye una infracción susceptible de ser analizada”. O lo que es lo mismo: todos sabemos que era predicador, pero si no hay acta oficial, aquí no ha pasado nada. A fin de cuentas, lo importante es que se vea bien en la boleta, no en el púlpito.

Resulta que la iglesia a la que pertenece Wong, La Luz del Mundo —esa misma cuyo líder espiritual, Naasón Joaquín García, cumple una sentencia por abuso sexual infantil en Estados Unidos—, ha demostrado tener más influencia política que muchos partidos. De hecho, ya había abierto camino con legisladores de Morena, y ahora busca instalar a sus fieles en el Poder Judicial. Qué mejor que evangelizar desde el estrado.

Las alarmas no tardaron en sonar: sobrevivientes del abuso sistemático dentro de la congregación presentaron una queja ante el INE, denunciando que Wong sí ejerció como ministro, aunque sin registrarse oficialmente, para evadir cualquier sanción. “Si él gana y está en esa posición, ¿quién va a ver el contenido que existe en la carpeta de investigación?”, advirtió una de las víctimas. Una pregunta que el TEPJF no consideró pertinente responder. Ni siquiera formular.

Y es que, aunque Wong Ibarra jura no haber tenido un rol de dirección en La Luz del Mundo, las fotografías, videos y registros de eventos donde participó como orador religioso lo desmienten. En 2021, por ejemplo, dictó una conferencia sobre “estrategias de evangelización” en un congreso internacional de la iglesia. Pero claro, hablar de salvar almas no cuenta si no hay nómina de por medio.

La Constitución mexicana —esa que sólo aplica si no molesta a nadie— establece que los ministros de culto no pueden ser electos para cargos públicos. Pero al parecer, cuando se trata de la elección judicial promovida por la 4T, lo que estorba se interpreta, se flexibiliza… o se ignora.

Y Wong no está solo. Le acompañan otros aspirantes al trono judicial con vínculos con la misma congregación. Madián Sinaí Menchaca Sierra, hija del obispo que sustituyó a Naasón; Cinthia Teniente Mendoza, actual alcaldesa por Morena; y Betzabeth Almazán Morales, que además de aspirante a jueza civil, se ha dedicado a defender públicamente al líder religioso condenado.

El requisito de tener “buena reputación”, uno de los ejes centrales de la reforma judicial, parece haber sido sustituido por el de “tener buenas relaciones”. Y, por lo visto, los vínculos con una organización acusada de abuso sexual infantil y trata de personas no son impedimento si se cuenta con el respaldo político necesario.

En cuanto a las credenciales de Wong, su currículum incluye cargos menores en el Poder Judicial, especialidades en derecho laboral y penal, y funciones como secretario y asesor en distintas entidades. Lo único que le faltaba era un poco de luz divina para ascender… y ya la tiene. La Luz del Mundo, claro.

Así, México se prepara para su primera elección judicial popular, donde algunos candidatos no solo buscarán impartir justicia, sino quizá también redimir pecados ajenos. Y mientras tanto, el Estado laico observa en silencio, relegado a una esquina, con los ojos cerrados y las manos en oración.

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