Y ahora la dictadura perfecta se llama PRIMOR.


Arturo Moreno Baños - El Tlacuilo

El fallecimiento del escritor Mario Vargas Llosa es sin duda lamentable como también lo fue cuando en aquel año de 1990 menciono, sin equivocación, que México era una “dictadura perfecta” a lo que Octavio Paz claramente molesto daba contestación a semejante intervención, seguramente cual fiel soldado del régimen, se veía a si mismo como un valiente cruzado que debía defender al gobierno priista imperante.

Hoy la lejanía de estas palabras pareciese solo ser fantasía, ahora incluso contamos los mexicanos con la primera mujer en ocupar el mandato presidencial; en una sociedad claramente masculinizada existen nuevos aires de inclusión femenina en puestos públicos.

Y solo por tener una mandataria al frente del ejecutivo ya cambio nuestro país o bien inicia la era de un evolucionado PRI que ahora se vincula con el partido Morena para formar lo que se conoce como PRIMOR.

¿Será este siglo la dictadura perfecta de PRIMOR? Al tiempo….

Era 1990 y el psicoanalista francés Cornelius Castoriadis presenció el momento en el que Octavio Paz quedó sorprendido con aquella declaración de Mario Vargas Llosa, acerca de que "México es la dictadura perfecta", una frase pronunciada en el Encuentro La Experiencia de la Libertad, organizado por la revista Vuelta entre el 27 de agosto y el 2 de septiembre.

En aquella ocasión, el autor de “El laberinto de la soledad” reviró: “me gustaría hacer una pequeña rectificación por amor a la precisión intelectual. No se puede hablar de dictadura, Mario Vargas Llosa habló de dictaduras militares, así comenzó su intervención. En México, es un hecho, no ha habido dictaduras militares, pero sí hemos padecido la dominación hegemónica de un partido”.

“Y tras concluir el programa, Paz descendió al salón y se dirigió a Vargas Llosa continuando la polémica en torno al sistema político mexicano”.

Vargas Llosa intentó responderle al poeta, pero advirtió que el malestar del director de Vuelta era mayúsculo y prefirió no hacerlo. Instantes después, Vargas Llosa abandonaría el coctel en Televisa San Ángel.

“Circuló la versión de que Paz aseguró: ‘Lo que Mario dice es inexacto’. Y remató: “Ya no está en campaña”.

Dos años antes, la noche del 21 de agosto de 1988, Vargas Llosa lanzó su candidatura para la presidencia del Perú durante un mitin en la Plaza San Martín de Lima; ahí atacó acremente al Partido Revolucionario Institucional pero asimismo sugirió al gobierno “con vibrante oratoria” –consignó la revista Expreso peruana– que “esos son los ejemplos que se deben seguir y no el de México, cuyo sistema es un horror, porque es el más corrompido de América Latina debido a que en virtud de una seudo democracia permite la dictadura de un solo partido en el poder”.

No se hizo esperar la respuesta de Méxicotales declaraciones provocaron una respuesta airada pero seria y cortés del embajador mexicano en Perú, Jesús Puente Leyva, quien recibió amplios espacios en los diarios señalando al escritor que el PRI “no es una agrupación nacida al cobijo de hechos circunstanciales ni concebida en juntas de café o en cenáculos de notables”, sino producto de la Revolución de 1910. “Señaló asimismo que ‘seguramente en mi país hay corrupción, pero no más que en otros países’, y lo jaloneó verbalmente por hablar de México agresivamente haciendo equivaler país, gobierno, partido y sistema político y recordándole que “en el ámbito de libertades de México han encontrado refugio incondicional todas las diásporas políticas del mundo”.

En noviembre de 2013, el autor de “La fiesta del chivo” se reunió con el entonces presidente Enrique Peña Nieto en Los Pinos y declaró a los medios que “México era la dictadura perfecta, hoy México es una democracia”.

Vargas Llosa se equivocó, no en la frase, en pensar que en México la dictadura perfecta esta extinta.