Trump y la carta prohibida: Una pieza más en el rompecabezas de Epstein



Alonso Quijano

Cuando parecía que el caso Epstein ya no podía arrojar más sombras sobre la élite política estadounidense, un nuevo detalle revive el escándalo. Según reveló este jueves The Wall Street Journal, Ghislaine Maxwell —actualmente presa por tráfico de menores— pidió a amigos y allegados que enviaran cartas “subidas de tono” para celebrar el cumpleaños número 50 de Jeffrey Epstein. El objetivo: crear un “álbum íntimo” como regalo. Entre las cartas entregadas se encuentra una enviada por el entonces empresario y ahora presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

La existencia de este álbum fue confirmada como parte de las pruebas examinadas por el Departamento de Justicia en el marco de las investigaciones sobre la red de trata y explotación sexual de menores operada por Epstein y Maxwell. Aunque el contenido exacto de la carta firmada por Trump aún no ha sido revelado, su sola presencia en un documento de carácter erótico y de tinte celebratorio hacia Epstein levanta nuevas preguntas sobre la cercanía entre ambos personajes.

El dato no solo es escandaloso por el contenido del álbum, sino por el momento político en que resurge. Trump, quien lleva años alimentando teorías de conspiración sobre una supuesta “lista de clientes” de Epstein, ahora aparece vinculado directamente a un obsequio íntimo y cuidadosamente armado por Maxwell para su socio. Más grave aún: fue el propio gobierno de Trump quien enterró la segunda fase de la investigación federal sobre Epstein, después de su arresto en 2019.

El álbum en cuestión, según fuentes judiciales, incluye cartas con bromas sexuales, recuerdos personales y guiños cómplices sobre la vida privada del financista. No es un documento cualquiera: muestra la red de afectos, complicidades y silencios que rodearon durante años a uno de los depredadores sexuales más protegidos por el poder.

Mientras tanto, la supuesta “lista de clientes” sigue sin hacerse pública, y el caso parece cada vez más un cementerio de verdades incómodas. La justicia estadounidense mantiene bajo reserva muchas de las pruebas recabadas, mientras diversos actores políticos, incluidos republicanos y demócratas, buscan evitar ser arrastrados por el lodazal.

El hecho de que Trump haya contribuido con una carta para ese álbum —a sabiendas del historial de Epstein, ya ampliamente conocido para entonces— no es menor. Es una acción voluntaria, personal, y profundamente reveladora de los vínculos que se niegan a romper incluso cuando todo huele a podredumbre.

Así, mientras la opinión pública sigue esperando respuestas y justicia para las víctimas, los poderosos se mantienen en el juego de las medias verdades, las investigaciones a medias y los escándalos que terminan en el olvido. Porque en Estados Unidos, al parecer, la impunidad también puede escribirse a mano y guardarse en un álbum de cumpleaños.