
@caroviggiano
2 de noviembre de 2025
El reclutamiento forzado de niñas, niños y adolescentes (NNA) está tomando nuevas dimensiones, generalizadas y sistemáticas, ante la omisión de las autoridades de los tres órdenes de gobierno y los tres poderes de la Unión.
Un caso que llama la atención es Jalisco, como el principal escenario del reclutamiento y desaparición forzada, donde estos delitos se cometen de forma generalizada (en buena parte de su territorio) y sistemática (existen procesos identificables en todas sus etapas).
En la opinión pública se mantiene la idea de que el reclutamiento forzado de NNA ocurre en poblaciones de bajos recursos; sin embargo, este delito está encontrando nuevas dimensiones que afectan a otros sectores de la población.
Para reclutar adolescentes, el crimen organizado utiliza los videojuegos. A través de redes sociales dedicadas a este pasatiempo, como Twitch o Discord, se infiltran para socializar y ganarse la confianza, sobre todo en juegos de guerra, crimen o combate.
Así, mediante chats y pláticas en vivo, van generando vínculos. Algunos utilizan a mujeres jóvenes y atractivas para enganchar a los adolescentes, hasta que llega la pregunta definitiva: ¿Te gustaría hacer esto en la vida real?
En cambio, el gobierno sí incluyó en su Ley de Ingresos un nuevo impuesto para esta población del 8% por el consumo de videojuegos, pero por supuesto, no está destinado a protegerlos mediante programas de prevención.
Otro esquema generalizado e identificado son las ofertas de empleo. Quizá afecten a personas mayores de dieciocho años o más, pero indudablemente buscan a poblaciones vulnerables.
El fracaso del programa Jóvenes Construyendo el Futuro es evidente cuando observamos que las ofertas de empleo precario —en call centers, como repartidores de alimentos o paquetería, o en venta al cambaceo— siguen atrayendo a jóvenes y adolescentes.
Un sitio que ha sido frecuentemente señalado como punto de enganche de jóvenes es la Central de Autobuses de Tlaquepaque, en Jalisco, donde hombres y mujeres son citados para atender ofertas de empleo y sus familias no vuelven a saber más de ellos.
El rancho Izaguirre, en Teuchitlán, a solo unas horas de Tlaquepaque, es evidencia del reclutamiento y la desaparición de jóvenes, con la aquiescencia de las autoridades locales que han omitido durante años la entrega de informes sobre desaparición forzada a la Comisión Nacional de Búsqueda.
Pero la mayoría de Morena y sus aliados han dejado de atender las súplicas y exigencias para legislar en materia de reclutamiento forzado de NNA, que van desde la UNICEF, el Comité sobre los Derechos del Niño y organizaciones civiles. Yo misma presenté una iniciativa en el periodo pasado, la cual sigue congelada en la Comisión de Justicia del Senado.
¿Por qué para la presidenta y sus legisladores no es importante la vida de las niñas, niños y adolescentes? ¿Será acaso porque no votan?