Inflación en México: Se acelera el golpe al bolsillo de la gente



9 de diciembre de 2025

La fotografía económica de México volvió a ensombrecerse: la inflación anual repuntó a 3.80% durante noviembre, su mayor nivel desde marzo, marcando un freno en la tendencia de estabilidad que el Gobierno presume como parte de su narrativa de “economía fuerte”. El dato, publicado por el Inegi en su Índice Nacional de Precios al Consumidor, confirma que el alivio inflacionario fue más un espejismo que una realidad sostenida.

El incremento se explica, sobre todo, por el encarecimiento de productos agropecuarios —frutas, verduras y productos pecuarios—, además de presiones persistentes en los energéticos, un rubro especialmente sensible en hogares de bajos ingresos. El componente subyacente, aquel que muestra la trayectoria de mediano plazo y excluye bienes volátiles, también dejó ver resistencia: se mantiene por encima de 4%, un nivel incómodo para un Banco de México que intenta equilibrar el combate a la inflación con las presiones políticas para reducir tasas.

Este repunte ocurre mientras la administración federal insiste en que el país vive un “momento estelar”, discurso que contrasta con los datos: el costo de la canasta básica continúa creciendo más rápido que los salarios mínimos, y las cadenas logísticas siguen distorsionadas por la inseguridad en carreteras —un factor que analistas del sector privado ya incluyen dentro de los determinantes inflacionarios locales. En términos reales, a las familias mexicanas les alcanza para menos; esa es la realidad que no aparece en las conferencias matutinas.

A nivel internacional, la tensión geopolítica y la volatilidad en precios de alimentos han encendido alertas en países emergentes. México, lejos de estar blindado, enfrenta un dilema: sin políticas públicas orientadas a la productividad agrícola y con un gasto público cada vez más comprometido por programas de transferencias, la batalla contra la inflación se vuelve más cuesta arriba.

El repunte a 3.80% es un recordatorio de que el “milagro económico” no existe. Lo que sí existe es una economía donde los precios vuelven a presionar antes de que los hogares se recuperen del golpe inflacionario de los últimos años. Mientras tanto, el Gobierno celebra cifras aisladas y minimiza las señales de alarma, pero los consumidores —esos que hacen mercado diario— ya saben que algo no cuadra en el relato oficial. En noviembre, el termómetro de la economía habló más fuerte que cualquier discurso.