
#Opinión Política | Jorge Montejo
En otros países las pruebas bastan para juzgar; en México, basta con ser general. A Salvador Cienfuegos lo señalaron por vínculos con el narcotráfico, le exhibieron chats, lo investigó la DEA… pero bastó con que bajara del avión para que lo abrazara la impunidad.
Aquí lo condecoraron, no hay generales corruptos, solo malentendidos diplomáticos.
Y claro, dicen que no hubo pacto con Peña Nieto… solo fue una coincidencia que lo soltaran sin siquiera despeinarle una medalla.
Luego las bases de Morena —y las de la izquierda en general— se preguntan por qué fueron discriminadas dentro de la Cuarta Transformación, por qué no fueron tomadas en cuenta, y por qué el partido terminó entregado a chapulines expriístas.
Luego las bases de Morena —y las de la izquierda en general— se preguntan por qué fueron discriminadas dentro de la Cuarta Transformación, por qué no fueron tomadas en cuenta, y por qué el partido terminó entregado a chapulines expriístas.
Pues sencillo: los adiestraron para aplaudir sin reflexionar, sin razonar, para corear sin importar el historial. Aquí basta con llegar a Morena para ser purificado, como si el agua bendita viniera en forma de credencial partidista.