#OpiniónPolítica | Jaqueline Sagahon.
Simey Olvera apareció en redes sociales envuelta en una cobija con la palabra “GRACIAS” escrita en grande, como si la gratitud bastara para cubrir los vacíos de una trayectoria legislativa. Con casi 15 años en cargos públicos, y pocas iniciativas que respalden su paso por el Congreso local y federal (dicho con respecto), la senadora decidió agradecer… pero no está claro a quién. Tal vez al grupo de Omar Fayad, con quien existieron supuestos acuerdos políticos para entregar Hidalgo, que dejaron fuera a la verdadera izquierda hidalguense, o quizá a los apoyos que en su momento daba Israel Félix personajes de Morena. Lo cierto es que el agradecimiento parece más una estrategia de posicionamiento rumbo a la gubernatura que un gesto sincero.
En su publicación, Simey habló de convicción firme “siempre a la izquierda”, cuando en Hidalgo fue vocera de Xóchitl Gálvez y han permitido la entrada de chapulines del PRI a Morena Hidalgo. Así, la hipocresía dentro del partido guinda vuelve a florecer con descaro: mientras la base militante lucha por no ser olvidada, figuras como Olvera se envuelven —literalmente— en simbolismos vacíos, esperando que el pueblo olvide los pactos y los favores que varios políticos de Morena hicieron con el grupo político de Omar Fayad, prueba de ello el GPI en cargos dentro del oficialísimo.
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